En la historia del cine se han hecho muchas cosas, ya casi todo ha sido visto. Uno de los pocos cineastas que es capaz de darnos algo nuevo y sobrenatural en cada película es el señor David Lynch, un director de un talento milagroso, uno de los más grandes cineastas de todos los tiempos, un genio y con una inteligencia suprema. Todo su cine es extraño y complejo para el espectador medio que necesita de multiples visionados, todos menos una, Una historia sencila.
Lo dice el titutlo mismo: sencillez. La película es tan sencilla, la historia tambien y los recursos más. Largos y enormes pasajes donde solo vemos al protagonista recorrer las carreteras en su apodadora acompañado d una música magistral y una fotografía hermosa. Esto hace que el espectador quede hipnotizado, no pasa nada más pero es tal la sencillez y lo magistral a la vez que uno no quiere que esto pasajes se acaben. Se siente uno feliz. Pero también hay unas conversaciones que son más como monologos pero que el espectador nuevamente disfruta y encuentra lo entrañable que es el personaje de Alvin.
La historia es muy sencilla, un hombre viaja varios kilometros en su apodadora para reunirse con su hermano que esta a punto de morir. Nada mas, es todo, no serán sorprendidos a nivel guión, sino por la experiencia que Una historia sencilla es. Una historia como la de cualquiera de nosotros, la empatia en su máxima expresión, y uno es conmovido, es relajado, es emocionado ante tal lección de simpleza y a la vez grandeza.
Una de mis películas favoritas, algo que rompe con lo que es el cine de autor, algo que no engaña a nadie, es solamente lo que es, lo que se ve. ¿Y que es? Una obra maestra, una lección de vida, un relato sumamente conmovedor, una pieza de arte tan sencilla que eso la hace magistral.
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