Es muy interesante ver un tema como el adulterio tratado en tierras orientales. Me ha gustado la forma tan sutil en que Mizoguchi lo trata, ademas lo hace sin una solo beso reproducido en pantalla y uno puede ver en cada escena sin embargo el deseo de los personajes principales, su quimica es para enmarcar.
Ahora es justo decir que creo que el guion no esta a la altura del excelente trabajo de direccion, en el primero estamos ante una historia algo predecible, que tampoco se guarda algo que nunca haya visto, ademas que hay personajes algo desperdiciados como el de Otama o clicheados como el del esposo.
Cuando la pareja protagonista esta en escena la pelicula llega a su nivel cumbre con escenas memorables, la actriz Kyôko Kagawa que interpreta a Osan esta maravillosa,, igualmente Yôko Minamida como Otama hace suya la pantalla en sus escenas.
Decir que la fotografia es un prodigioso trabajo en este apartado, encuadres perfectos, iluminacion correcta y poniendo la camara en el lugar justo.
El final es preciso, creo que no habia otra forma de terminar esta hermosa pero tragica historia de amor. Le falta un poco para ser una obra maestra creo yo pero realmente me ha sorprendido, y pensar que tengo una vida por delante para descubrir la filmografia de este señor Mizoguchi que con sus Amantes crucificados ya me ha ganado.
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