lunes, 14 de noviembre de 2011

Cine Clásico: E.t el Extraterrestre

Steven Spielberg es como un niño con una cámara, el dirige las historias con las que todos soñamos, de lo que todos quisiéramos hacer, de lo que más nos emociona, de seres jamás vistos pero que sabemos que existen. Fantasía en estado puro que ha creado historias sobre dinosaurios, de mundo futuristas, de lugares mágicos y ha creado una trilogía sobre tres formas de interacción sobre los seres más enigmáticos del mundo, los extraterrestres.

La primera de ellas (Encuentros cercanos del tercer tipo) es la forma más realista, utilizando música como lenguaje de interacción mientras somos testigos de lo interesantes y maravillosos que pueden ser estos seres, la última (Guerra de los mundos) es la más pesimista, mostrándolos como criaturas cuyo propósito es destruirnos consiguiendo que el caos se desate en la sociedad.

Entre estas dos en el año de 1982 el director creo el más infantil pero a la vez el más mágico de estos contactos con estos seres. Un niño humano que sufre de soledad una noche conoce a un niño extraterrestre que ha sido olvidado por los suyos. Ambos crean un lazo, crean una amistad, crean algo mágico y sin igual, dos seres totalmente diferentes en su aspecto físico son iguales en lo más importante, el interior.

No somos tan diferentes eso es lo que Spielberg nos manda a decir, la secuencia de Eliot en la escuela relatada paralelamente con las escenas de E.t en la casa (siendo la parte más endeble y aburrida de la película) son muestra de ello, por eso la unión de estos dos seres formando un solo, un complemento.

E.t es la protagonista también protagonista de la que quizá sea la escena más mágica de todos los tiempos. Una de las cualidades del séptimo arte es que uno puede hacer lo que se le dé la gana, el poder de la cámara, el poder cinematográfico. Tras huir del hospital junto a E.t Eliot y sus amigos emprenden una persecución inolvidable donde los adultos buscaran detenerlos, el objetivo llevar al niño extraterrestre con su familia. Cuando todo parece perdido y están acorralados aparece el momento de magia, el momento cumbre de la película.



Spielberg crea magia y la imprime de una manera maravillosa, épica, una escena imborrable, que queda en el cerebro de todos los espectadores. ¿Ridícula? Cuando uno se es adulto sí, pero esta por eso es una película de un niño, con niños, dirigida por un tipo que tiene su niño adentro, porque con imaginación todo funciona. Mención aparte a la partitura creada por el mejor compositor musical de todos los tiempos, John Williams crea algo antológico, una de esas que se te queda en el cebero, en los oídos, una música de leyenda. Asi combinando imágenes con música este es la escena que marca una época, que marco a una generación, una escena que en 100 o 200 años aun seguirá siendo una leyenda.

Para el final Spielberg peca de lo que muchos toma para crucificarlo, su estilo de provocar llanto en el espectador con un final feliz que puede llegar a ser absurdo y cursi, lagrima fácil, con una de las despedidas más emotivas que ha dado el cine. Y mientras la nave despega el espectador regresa a su realidad también, ve como se alejan un sueño, una aventura maravillosa, el niño que uno es quedo atrás, se marcha.

El guion no es nada del otro mundo, tampoco las actuaciones porque la película no busca eso. Es una película para crear verdadera magia cinematográfica, para crear un evento único, para devolvernos a nuestra niñez y crear cine de entretenimiento de calidad. Me dio mucha risa cuando se hozo comparar a una película tan olvidable como Súper 8 con esta, que es una de las películas más inolvidables que debe de haber. ¿Qué tiene sus fallos? Si, y muchos, no importa, esta tiene magia, tiene alma, tiene un corazón gigantesco, a veces los directores se centran en todo lo demás y se les olvida eso tan importante.

E.t el extraterrestre es un clásico del cine, un cuento maravilloso sobre la niñez, sobre la amistad. Steven Spielberg firma la que quizá sea la película más representativa de toda la década de los 80s, no es la mejor pero la que todos hemos visto, la que todos conocemos, la que ha creado una escuela. E.t solo nos deja un último mensaje al espectador.

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