miércoles, 13 de junio de 2012

Película del Día: La Calle de la ´Vergüenza


La última película de Kenji Mizogchi es una carta para la mujer. Para aquellas mujeres que buscan siempre el mejor provenir de sus personas cercanas, de las que pelean y luchan contra las adversidades, para aquellas que que sin importar el costo buscan la manera de seguir adelante dejando a un lado la vergüenza.

La Calle de la Vergüenza es una historia que nos lleva detrás de bambalinas al mundo de la prostituación en Japon tras la guerra, pero más que un retrato del oficio Mizoguchi crea una retrato perfecto sobre la mujer, para esto utiliza a varios personajes, cada una con una personalidad diferente, con sueños, con miedos, con virtudes, con algo que les da el valor para hacer lo necesario. El director llega a lo más profundo de la mujer con una enorme naturalidad, no me extrañaria que directores como Pedro Almodovar o Lars Von Trier tomaran esta película como influencia para sus propios trabajos.

Se trata de una película coral donde Mizoguchi le da a cada personaje un peso y tiempo en la historia, ninguno se nota descuidado o desaprovechado, ante esto sería muy facil pensar que una mujer espectador sentiría una especial empatía por alguna de las proatgonistas de esta historia. Ya sea por Hanae quien busca una forma de sobrevivir ante su situación economica, por Yumeko que desea darle a su hijo la mejor calidad de vida posible, por Yorie quien desea dejar el oficio e ir junto al amor de su vida, por Yasumi quien no teme usar su cuerpo como un arma contra los hombres o por Mickey, la más joven del grupo con pocos valores morales.

Pero además de ellas estan los personajes masculinos quienes son los verdaderos avergonzados, los que buscan algo que no tienen en su vida cotidiana en esos lugares, los que sufren los efectos secundarios ante los actos de sus prostitutas.

Con poco menos de hora y media de duración se trata de una película rodada con mano maestra y con guión con casi ninguna fisura que nos regala un puñado de grandes y realistas personajes, además de tocar temas como la vida en la postguerra o dilemas morales, todo con un grupo de actrices que encajan a la perfección en sus personajes, llevandose las palmas Aiko Mimasu en el papel de Yumeko.

Mizogichi remata la su gran legado con una escena final que llega a la conciencia del espectador, un momento que me cuesta trabajo creer haya evitado la censura.

Obra Maestra del cine nipon para mi no hay duda, tan pronto termino y ya me siento obligado y tentado a seguir viendo mucho más del cine del gran Kenji Mizoguchi.

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